sábado, 1 de junio de 2013

La dieta influye en el cerebro y nuestro comportamiento



Nuestra dieta habitual modifica las poblaciones de bacterias que existen en nuestro intestino (flora bacteriana); y es sabido que estas bacterias proporcionan numerosos componentes a nuestro metabolismo, de este modo, según lo que comemos tendremos una salud, y una calidad de vida a medio y largo plazo mejor, o peor.
En fechas recientes dos líneas de investigación una en UGA (Universidad de Georgia, EEUU) y otra en UCLA (Universidad de California) nos revelan efectos sorprendentes de tener o no un habito alimenticio saludable.
La toma de vegetales en nuestra dieta es una de las principales bases de una buena salud, en concreto, éstos nos aportan un buen número de antioxidantes que nuestro cuerpo no puede producir y que son necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro metabolismo. La luteina es un pigmento que da color a frutos y verduras y que es un antioxidante necesario en nuestro metabolismo. Este pigmento se acumula en nuestra retina proporcionando el tono de color de nuestros ojos, y al tiempo actúa como barrera protectora para la fotooxidación. Una deficiencia en luteina han podido comprobar en UGA que es la principal causa de la degeneración macular, una enfermedad -sin cura- que es la principal causa de ceguera entre la población adulta. De forma paralela, han podido comprobar que existe una degeneración más acusada del cerebro en ausencia de este producto antioxidante en nuestra dieta. Para saber más, pulsa aquí.

En UCLA han descubierto algo aún más inesperado.
Sabemos que la dieta modifica la flora bacteriana, pero ahora han demostrado que estos cambios en las poblaciones de bacterias provocan cambios en nuestro cerebro, lo que a su vez alteran nuestro comportamiento.
Investigadores de esta universidad estudiando el efecto del consumo de yogures con probióticos (bacterias benéficas que se añaden al yogur, como los bifidus) en las funciones del cerebro, han podido comprobar que su uso regular cambia el modo en el que nuestro cerebro responde a los estimulos del medio ambiente, y por lo tanto altera nuestra respuesta frente a la realidad.
Estos investigadores comprobaron que el consumo de yogures enriquecidos en probioticos tras cuatro semanas, afectaba a diversas áreas del cerebro y a consecuencia de ésto se alteraba el procesamiento de la información que llega desde los sentidos, y también se alteraba la respuesta emocional frente a las mismas situaciones..
Esta investigación ha abierto una nueva perspectiva para abordar problemas psicológicos o psiquiatricos desde un punto de vista más global..
La frase popular que dice "somos lo que comemos", cada día se hace más real..

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Fotografía: www.directodelcampo.com

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